“Antes conseguir estacionamiento acá era casi imposible. Ahora mirá…”. El dueño de un bar de la Arístides Villanueva extiende su mano derecha y con su dedo índice señala hacia la calle, donde sobran los espacios vacíos para ubicar cómodamente cualquier vehículo. “Hasta podés meter un camión si querés”, exagera el empresario que conoce como pocos el movimiento y el corazón de la reconocida zona de los bares de Ciudad.
A pocos metros, una mujer con chaleco y credencial colgante de la Municipalidad de Ciudad revisa con un celular las patentes de los vehículos. Dos hombres que toman un café en otro local se paran inquietos y le preguntan una y otra vez sobre el sistema de Estacionamiento Medido Digital. Habían estacionado cerca, pero aún no descargaban la app obligatoria.
