Tras la sorpresiva alianza entre el espacio de Javier Milei y el oficialismo mendocino liderado por Alfredo Cornejo, crece el debate sobre el futuro del «voto enojo» y el rol que pueden jugar fuerzas como el PD, el PL y el PRO.
Luego de semanas de especulación, se confirmó la alianza entre La Libertad Avanza (LLA) y Cambia Mendoza, el frente que gobierna la provincia bajo el liderazgo del radical Alfredo Cornejo. El acuerdo, que representa un giro inesperado en el tablero político mendocino, reconfigura el mapa de cara a las elecciones legislativas de medio término.
La alianza fue oficializada tras varias reuniones entre referentes libertarios locales y dirigentes de Cambia Mendoza. Aunque se argumentó que la decisión responde a la necesidad de “fortalecer una alternativa liberal-conservadora frente al kirchnerismo y la izquierda”, el anuncio no estuvo exento de polémica, especialmente entre los votantes más duros del espacio de Javier Milei.
Entre las principales críticas que surgen en redes sociales y foros políticos, se destaca la supuesta contradicción entre el discurso «anticasta» de Milei y la figura de Cornejo, a quien muchos identifican como parte del «establishment político» tradicional. Esta tensión abre una incógnita clave: ¿puede este giro generar una fuga de votantes libertarios hacia otros espacios con identidad liberal o de centroderecha?
Análisis: ¿una oportunidad para el PD, el PL y el PRO?
La alianza entre LLA y Cambia Mendoza podría generar un terreno fértil para que otras fuerzas de raíz liberal capten a los votantes desencantados. El Partido Demócrata (PD), que ha tenido una histórica presencia en la política provincial, podría recuperar protagonismo si logra reafirmar un discurso de coherencia doctrinaria y autonomía estratégica.
El Partido Libertario (PL), por su parte, aunque menos estructurado territorialmente, podría capitalizar el descontento si logra mostrarse como el custodio de los principios libertarios originales, sin alianzas con sectores a los que Milei mismo ha criticado en el pasado.
Finalmente, el PRO mendocino, podría intentar reagrupar al electorado de centroderecha decepcionado tanto con LLA como con el radicalismo, especialmente si se posiciona con un perfil más nítido en términos económicos y de gestión.
La alianza Milei-Cornejo podría significar una jugada arriesgada: busca ampliar la base electoral, pero a costa de la identidad combativa que sedujo a miles de mendocinos cansados de «la casta». La clave estará en si los partidos mencionados pueden ofrecer una alternativa creíble, coherente y organizada para canalizar ese enojo. De no lograrlo, el descontento podría derivar en apatía electoral o en una resignada validación del pragmatismo político.