La histórica fortaleza del peronismo en la provincia de Buenos Aires parece estar atravesando uno de sus momentos más delicados. Según un relevamiento reciente de la consultora Rubikon Intel, dirigida nada menos que por el exfuncionario kirchnerista Fernando «Chino» Navarro, el espacio hoy rebautizado como Fuerza Patria solo logra imponerse en una de las ocho secciones bonaerenses. Y aun ahí —la estratégica Tercera— lo hace por un margen escaso, apenas cuatro puntos por encima de La Libertad Avanza.
El dato no pasaría de ser una alerta electoral si no viniera de quien viene. No estamos hablando de una consultora opositora, sino de una con fuerte vínculo al propio universo peronista. El mensaje es claro: incluso los propios ven venir una debacle.
El ocaso del bastión peronista
La provincia de Buenos Aires siempre fue el músculo electoral del peronismo. La “madre de todas las batallas”. Pero según los números de Rubikon, hoy La Libertad Avanza se impone en siete de las ocho secciones, con ventajas amplias en zonas como la Quinta (43,8%) y la Sexta (36,8%). En contraste, Fuerza Patria apenas llega al 20% o menos en la mayoría de las regiones.
La Primera sección, que concentra el conurbano norte y parte del oeste, muestra a LLA con 36,6% y al peronismo con un pálido 21,6%. En la Segunda, que incluye el norte de la provincia, la brecha se mantiene: 31,6% para Milei, 20,3% para el peronismo.
En la Cuarta, Séptima y Octava secciones —tradicionalmente menos urbanas y con menos peso electoral, pero clave en la territorialidad bonaerense— el oficialismo está lejos de liderar. Y lo que es peor: hay una cifra que se repite y preocupa a todos por igual: el alto nivel de indecisos, que supera el 20% en varias regiones. Ni el relato ni la oposición parecen convencer.
¿Qué queda del peronismo?
La Tercera Sección, que abarca distritos como Lomas de Zamora, Avellaneda, Quilmes y La Matanza, es el único bastión donde Fuerza Patria aún muestra signos de vida, con un 26,6% frente al 22,6% de LLA. Pero incluso ahí, la situación dista de ser cómoda: el nivel de indecisos ronda el 18%, y la suma de votos blancos, otros y ausentes supera el 30%. Traducido: hay más bronca flotando que fidelidades firmes.
¿Qué está votando el bonaerense?
La dispersión del voto en varias secciones y el avance del mileísmo muestran un cambio de época. La hegemonía de los partidos tradicionales —peronismo incluido— se diluye entre el desgaste, la inflación eterna, y una sociedad que ya no responde a los viejos códigos de lealtad política. La llegada de nuevos espacios como “Somos Buenos Aires”, “Nuevos Aires” y hasta el resurgimiento de minorías como el Frente de Izquierda, que cosecha algunos puntos en casi todas las secciones, son síntoma de un escenario fluido y de alta volatilidad.
¿Qué se juega?
Si algo quedó claro con este relevamiento es que el peronismo ya no puede darse el lujo de confiar ciegamente en su base bonaerense. Ni siquiera en el conurbano. Con el 2025 a la vista y un Milei en alza —incluso en distritos donde parecía impensable—, Fuerza Patria deberá decidir si redobla la apuesta, cambia el libreto o se resigna a un rol secundario en su propio territorio.
El mito del bastión inexpugnable se desmorona. Y esta vez, ni el “Chino” Navarro puede esconderlo debajo de la alfombra.